La terapia psicológica siempre ofrece un espacio para ser escuchado y comprendido cuando el malestar emocional supera tus recursos personales para afrontarlo. En nuestra práctica cotidiana escuchamos muchas frases: “estoy muy loco” “nadie me puede ayudar” “soy un caso demasiado grave” “te voy a aburrir contándote mis problemas”. Estas frases son el fiel reflejo de que muchas veces creemos que nadie puede ayudarnos, o que nuestros problemas no pueden llegar a un punto de resolución. Es importante que sepas que, desde nuestra perspectiva, siempre que un paciente esté dispuesto a cambiar se pueden encontrar alternativas mejores al sufrimiento. Comenzar un tratamiento psicológico es comenzar un viaje hacia el interior de uno mismo: un viaje en donde uno aprende a conocerse y donde uno adquiere herramientas para posicionarse de otra manera frente aquello que lo trae a consultar.  La terapia no se trata de un tratamiento mágico, se necesita de trabajo, compromiso y responsabilidad, tanto del paciente como del profesional.